Bloody Mary o María Sangrienta, es una leyenda urbana muy conocida, por lo cual variantes sobre su origen e invocación existen muchas, en esta ocasión se habla de que:
Allá por el año de 1720, una niña de 9 años, llamada Mary, se quedó sola en casa; sus padres salieron a ganarse la vida en una jornada nocturna. Dejando a la pequeña iluminada tan solo por la escasa luz de tres velas viejas.
Ella estaba acostumbrada, por lo cual se dedicó tranquilamente a jugar con su gastada muñeca de trapo en medio de la penumbra. Cercana la media noche, algunos ruidos se escucharon en la puerta, creyendo que sus padres habían vuelto, se asomó por la ventana, pero; ¡no había nadie!. Se metió entonces en la cama, entonces, nuevamente el ruido se escuchó, ella fue corriendo al baño a esconderse, pero al mirar el espejo, su cara se llenó de terror, pues de las sombras salía un extrañó sujeto, apretando entre sus manos un enorme cuchillo.
La muerte de la pequeña Mary fue terrible; se desangró… su sangre fue usada como tinta, para escribir en las paredes: «Murió a las 00:00 porque estaba sola».
Ahora, al fantasma de la niña puede ser invocado a la hora de su muerte 00:00, poniendo frente al espejo tres velas, como las que a ella le iluminaban, y repitiendo nueve veces su nombre, como la edad que tenía al morir… entonces ella aparece para asesinarte del mismo modo que lo hicieron con ella, y terminar bañándose en tu sangre intentando así recuperar toda la que perdió, el día que murió.
Este último acto, que realiza con las victimas es el que le ha ganado el nombre de Bloody Mary.
Nueve Veces Verónica
La siguiente leyenda urbana es una de las más escuchadas desde hace ya bastante tiempo, contando con diferentes versiones según el lugar donde se habite, pero lo que coincide en ellas es que se toma como regla básica que jamás frente a un espejo se debe decir de forma repetida nueve veces Verónica. Suele haber quienes se ríen al conocer esta historia, que lleva circulando por el mundo desde hace varias décadas. Muchos han pensado que se trataba de un cuento chino y se han burlado, pero otras personas aseguran que quienes no han hecho caso de la advertencia y han aceptado el desafío, han cargado con una maldición terrible.
¿Quién es Verónica? O mejor dicho: ¿quién era?
La historia cuenta acerca de una chica llamada Verónica de aproximadamente de 14 años de edad, que una tarde cualquiera en las que acostumbraba reunirse en el pueblo con sus amigos, hizo espiritismo en una casa abandonada en la cual tenían su guarida.
Es bien sabido por todas las personas que es algo tremendamente peligroso y que nunca se debe tomar como un juego, ni siquiera los mas experimentados han podido manejar complicaciones que se presentan en dichas sesiones, mucho menos una chica sin en mas mínimo conocimiento, que recurría a las artes oscuras para matar el aburrimiento. Ella no siguió las reglas de los fantasmas, se burló durante toda la invocación, una silla que había en la habitación cobró vida y la golpeó mortalmente en la cabeza.
Se dice que desde ese día Verónica aún no descansa en paz. Por eso su espíritu está condenado, vagando entre nosotros, buscando venganza entre aquellos que no saben respetar el otro mundo, como le sucedió a ella en la vida real.
Parándote frente al espejo diciendo nueve veces su nombre, ella aparece detrás de ti, para arrancarte la vida.
La leyenda de Verónica o Bloody Mary
La leyenda de terror de Verónica, está presente en casi todo el mundo, en ciertas versiones es conocida como Micaela o Carolina, y en el mundo anglosajón es llamada Bloody Mary (María la sangrienta), Hell Mary, Mary Worth o Black Agnes.
El origen de la leyenda no se tiene muy claro, pero se sabe que comenzó a circular a finales de los años setenta. Las versiones más difundidas empiezan con la muerte de una adolescente que practicaba espiritismo en la tabla Ouija, en algunas de ellas, unas tijeras salen disparadas y la matan clavándose en su cuello o en su corazón, en otras, la chica se estrella contra un gran espejo, del que cae un trozo y le secciona la garganta. Se habla también de una niña enferma enterrada viva por error y que luego aparece para vengarse.
Cualquiera que sea su historia previa, el hecho es que su espíritu quedo atrapado entre el mundo de los vivos y los muertos, a la espera de ser invocada por medio de distintos rituales con ciertos elementos.
En el más clásico, se hace un círculo de tiza (en ocasiones de sal) en el suelo, se pone la biblia en el interior, y sobre ella unas tijeras con las que se le corta el tallo a una rosa. Después se dice tres veces Verónica para obtener tres escenarios posibles:
1 -Las tijeras salen disparadas y matan al convocante, de no suceder esto, la vida del convocante será larga y próspera.
2 -Se escucha la voz de Verónica, indicando el día de tu muerte.
3 -La biblia se abre y la página en la que queda, indican las semanas que te quedan de vida.
La operación debe realizarse una noche de tormenta o en la noche de San Juan, siempre a la media noche.
En otras variantes se involucran espejos.
Frente al espejo, iluminado solamente por tres velas, se dice tres veces Verónica, entonces se exhala vaho al espejo con la boca y en él aparece marcada la fecha de tu muerte en el mejor de los casos, en otras ocasiones se puede ver al propio espectro de Verónica comunicándote alguna fatídica noticia o simplemente aparece Verónica y mata a quien la ha invocado, normalmente con un arma blanca que se encuentre en las cercanías, que sale disparada y se clava en el corazón o el cuello de la víctima.
Es como una ruleta rusa… ¿te atreves a probar tu suerte?
En EE. UU. Existe una leyenda de terror análoga protagonizada por Bloody Mary («María la Sangrienta») o Mary Worth. Se dice que Mary era una chica de quince años muy hermosa cuya vanidad se centraba su hermoso cabello, todas las noches lo peinaba cien veces. Un día para jugarle una broma un hombre se escondió en el armario y cuando ella se cepillaba, el hombre salió, le tapó la boca con un pañuelo y le cortó todo el cabello. No soportó verse si su hermosa cabellera y unas semanas después, se suicidó. Se cree que para que aparezca se deben encender tres velas frente al espejo, peinarse el cabello cien veces y decir «Bloody Mary» tres veces.
Llamado a Verónica
Ana era una chica de la edad de Verónica que conoció la leyenda en la escuela. Sus amigos la retaron, diciéndole que no se atrevía a decir Verónica nueve veces ante el espejo. La chica tenía bastante miedo, pero era más la vergüenza antes sus compañeros, pues a causa de ello sería molestada por todos a diario. Venciendo su miedo, en compañía de una de sus amigas, frente a los espejos de los sanitarios, con la voz algo temblorosa, dijo nueve veces Verónica mientras su acompañante reía. El silencio fue total, pero después de unos segundos, las dos rompieron en risas, pues no había pasado nada. Los demás lo olvidaron enseguida.
Pero a Ana le esperaba una pesadilla que había dado comienzo con aquella invocación a la presencia de Verónica. Esa misma noche estaba en la cama, cuando un sonido la despertó, parecía que alguien le susurraba directo en la nuca, podía sentir la respiración que le hacía cosquillas en el cuello.
Aterrada, se levantó a encender la luz. Volteando hacia cada rincón, se dio cuenta de que estaba completamente sola. A pesar de haber comprobado que en su habitación no había nadie, no pudo dormir en toda la noche.
Al día siguiente, no se atrevió a contárselo a nadie. Estaba muerta de miedo, nerviosa e inquieta, así que fue a los sanitarios, para mojarse un poco la cara. Cuando entro al baño, hacia mucho frio, estando a mita de invierno no parecía tener importancia. Los espejos estaban empanados, Ana lo limpió con la mano, apenas unos tallones, vio entre ellos el reflejo de una chica que no conocía, limpiando un poco más la superficie, se llenó de terror al descubrir que tenía una herida sangrante en la cabeza. Se volvió de prisa, pero detrás d ella no había nadie…
Fue solo un instante fugaz, pero al voltear de nuevo al espejo, en la parte que aun no había limpiado, apareció una frase que decía: -Soy Verónica. No debiste invitarme a volver-.
Ana no pudo soportarlo. Hoy pasa sus días encerrada en un manicomio, y solo habla para jurar y perjurar que el fantasma de Verónica la sigue atormentando.