Leyenda de los Cementerios

La Leyenda de los Cementerios es una de las más interesantes,  cuentan tantas leyendas en torno a los cementerios, esto puede ser por la naturaleza de estos, ya que son  un lugar donde descansan todos los muertos.

Suele haber personas que no creen en los espíritus, ni en una vida más allá de la muerte, por eso no temen visitar estos sitios en horas no adecuadas.

Muchas andan Bromeando entre las tumbas, robándole la paz, a quien se supone deberían dejar descansar porque ese es el lugar específico para ello.

Cuenta la leyenda que grupo de amigos que se entró al cementerio a jugar y entre broma y broma, asustándose  unos a otros,  uno de ellos vio a lo lejos una figura blanca.

Era un poco más baja que las lapidas de las tumbas, parecía más bien una especie de humo, que una persona, cuando intentaba mostrársela a sus amigos, está ya no estaba, un poco extrañado.

La vio más de una vez, perdiéndose tras los nichos, como no lograba que alguien le creyera, decidió retirarse del lugar.

Tomo  camino hacia la salida y yendo muy  de prisa, pudo ver que  a lo lejos en paralelo a él, la figura se movía a su misma velocidad, el muchacho apresuraba el paso.

Era una situación realmente aterradora...

Hasta que terminó por correr, entonces el humo que se veía a la distancia empezó a atravesar cualquier construcción a su paso, volando hacia él.

Por más que el joven corría, la salida no se presentaba ante él, se perdió entonces en un instante, volteando alrededor no vio más aquella manifestación blancuzca.

Sintió un poco de alivio, cuando se disponía a tomar camino de nuevo, frente a él, a unos cuantos pasos, apareció una niña, de cabellos claros, con vestido blanco, que con las manos sobre los ojos, lloraba diciendo quien sabe qué cosa.

El muchacho pensando que era muy tarde para que esa niña estuviera ahí, se acercó a ella, pero en su tránsito pudo notar que la chica no tenía pies, no estaba parada en el suelo, si no suspendida en el aire.

En ese instante el joven retrocedió, lentamente, la niña quito las manos de sus ojos, parecía que una luz cegadora le saliera por la cuencas vacías, entonces tras el susto, el muchacho se dio la vuelta para correr con todas sus fuerzas.

Pero la niña se lo impidió apareciendo de nuevo justo frente a él, lanzando un grito de enojo que le hizo desmayar.

Cuando sus amigos lo despertaron, nadie le pudo creer lo sucedido, pero él sabe que fue real, porque conservo en sus muñecas, las marcas de las manos de la niña que lo sujetó con fuerza al tenerla enfrente.

Cuenta la leyenda que no hay cementerio sin apariciones, aunque no todos tengan la "Suerte" de toparse con ellas.