Leyendas de Durango
En el artículo del día de hoy hallarás algunas de las leyendas de Durango más famosas que existen. La gente de este territorio, se ha encargado de difundir estas historias no solamente a otros lugares de México, sino también a distintos países de Sudamérica.
Los temas principales de sus leyendas tienen que ver con apariciones y fantasmas, dado que hasta la fecha es una de las entidades con más propiedades de estilo clásico que hay en toda la República mexicana.
Así que, sin más preámbulos, te invitamos a deleitarte con los relatos que tenemos para ti.
Leyendas de Durango: el Músico que Le Toco al Diablo
La siguiente leyenda se puede considerar como una historia de terror ocurrida en Durango. Antes de iniciar con la crónica, debemos dejar en claro que la figura del profesor Arturo Lugo será de suma importancia, pues este hombre era el director muy famoso de una orquesta duranguense en los albores del siglo XX.
Su agrupación había ganado un certamen en donde se premiaba a la mejor organización musical del norte del país. En esa competencia, participaron orquestas de Sinaloa, Coahuila, Chihuahua y desde luego Durango.
El galardón hizo que el maestro literalmente "perdiera el piso" y comenzara a cobrar mucho más que sus competidores para amenizar eventos. Aun así, los clientes nunca le faltaban, pese a sus constantes desplantes y desaires.
Sumado a lo anterior, no debemos dejar de mencionar que Lugo era incapaz de presentarse en una ranchería, pues suponía que esos lugares no eran dignos de su agrupación.
Tampoco acudía a lugares públicos con grandes aglomeraciones, a menos que el gobernador le garantizara una cuantiosa suma de dinero. Una noche de invierno llamaron a la puerta de don Arturo.
Eran las 12 de la madrugada, por lo que el hombre pensó que se trataba de un asunto grave y por ello salió de la cama rápidamente a atender.
Al abrir la puerta se dio cuenta de que el sujeto que tocaba era un forastero de gran estatura, ataviado de forma sumamente elegante con ropajes de color negro. Éste entró y de inmediato se quitó la capa y el sombrero.
Enseguida con una mirada penetrante, le dijo al director de la orquesta:
- Me han dicho que su orquesta es la mejor. Es por ello que deseo contratarlos para que vengan a tocar a mi casa. En este papel encontrará la fecha y dirección del evento y en el costal hallará su pago.
Después de pronunciar eso, el individuo dio media vuelta y salió sin que Lugo pudiera decirle nada. Poco después, el profesor recordó algunos de los mitos y leyendas de Durango que hablaban acerca de un hombre que se aparecía en las noches con el fin de llevarse las almas de los pecadores al infierno.
Sin embargo, creyó que lo acontecido había sido una mera coincidencia. Abrió el costal y éste estaba repleto de monedas de oro.
Cuando llegó el día acordado, el profesor citó a sus músicos fuera de su casa y los condujo a la dirección. Algunos dicen que la orquesta tuvo que cruzar media ciudad, aunque otros aseguran que tan sólo tuvo que pasar un pequeño puente para llegar a la calle en donde se encontraba "El caserón".
Ingresaron a la casa y fueron recibidos por el anfitrión quien les dijo:
- Permítanme presentarme. Yo me llamo satanás, aunque la gente de por aquí me conoce como el diablo.
De inmediato, Arturo volteó a su alrededor y vio que todos los invitados eran criaturas extrañas. Por ejemplo, a un joven le faltaban los brazos, en tanto que una dama tenía dos cabezas.
Tanto el cómo sus músicos, ya no requirieron de ninguna explicación. Supieron que habían llegado al mismísimo infierno.
Leyenda del puente que hizo el Diablo
Hacia el Oriente de la ciudad de Durango, se encuentra una hacienda llamada Navacoyán. Está ubicada al lado izquierdo del Río del Tunal.
En los inicios de este poblado, uno de los Gobernadores comprendió la necesidad de mantener comunicación con los pobladores del otro lado del rio cuya corriente, dificultaba el paso, especialmente en la época de las lluvias.
Así que trajeron al mejor albañil y se le hizo un contrato en donde establecía la fecha en que la construcción debería estar terminada y de no ser así, perdería la mitad de las ganancias.
Este reunió a los mejores trabajadores e inicio la obra, pero tres días antes de expirar el plazo, una terrible tormenta subió el nivel del rio y arrastró la construcción casi terminada.
El pobre hombre desesperado, se alejó y se sentó en la cima de la colina. Ya no había tiempo para hacer el puente, no se le pagaría un centavo más, y su prestigio como el mejor albañil se borraría.
Ya muy entrada la noche un débil viento que jugaba con su sombrero, se convirtió en remolino y en el centro de este, apareció un hombrecillo de unos treinta centímetros de altura que se paró frente a él y le pregunto:
-¿Que tienes?-
El albañil le contó lo que le pasaba y el hombrecillo le propuso construir el puente en una sola noche a cambio de su alma.
Sabiendo que se trataba del mismísimo Satanás; el albañil le dijo que le resolvería la noche siguiente a la misma hora y en el mismo sitio. Y así ambos se marcharon.
La noche siguiente, el albañil se dirigió a la cumbre del pequeño cerrito, el hombrecillo apareció tal como la había prometido y cerraron el contrato, el hombrecillo tomo al pobre albañil por una pierna arrastrándolo hacia el río dejándolo sentado a la ribera. Entonces, de manera inesperada se desató una terrible tormenta que duró hasta el amanecer.
Para asombro de la gente, el puente estaba terminado, y sobre él, el cuerpo del albañil. Los pobladores levantaron el cadáver para llevarlo donde su familia; pero un furioso remolino se los arrebató elevándolo por los aires. Inmediatamente salieron al monte en busca del difunto; pero jamás lograron encontrarlo.
Leyendas de Durango Cortas
Ahora, un par más de leyendas de Durango cortas. En las dos historias que estamos a punto de relatarte, leerás las peripecias que tuvieron que pasar dos mujeres de estrato social muy distinto, que lo único que las unía era que justamente nacieron en esta entidad.
Leyendas de Durango antiguo: El fantasma de la monja
Nuestra historia comienza en un convento que se encontraba al lado de una catedral. Hasta ese lugar fue llevada una joven de familia acomodada, como castigo pues su padre la había encontrado afuera de su casa a punto de fugarse con su novio.
La muchacha fue conducida entonces a claustro que anteriormente había pertenecido a otra novicia, quien desgraciadamente se había quitado la vida ahorcándose.
Pasaron los meses y la chica lo único que anhelaba era regresar a su casa. No obstante, en plena semana santa, empezaron a ocurrir una serie de cosas extraídas en su habitación. La joven fue a ver la madre superiora y le explicó que en sus aposentos había un espíritu que no la dejaba dormir.
- Por favor, deja de contarme leyendas cortas
mexicanas y vuelve a tus ocupaciones. Dijo la monja.
Al día siguiente, la muchacha fue encontrada muerta en su claustro, de la misma manera que la otra novicia. El misterio más sorprendente fue el percatarse de que la soga que se usó para este fin fue en la misma, pues estaba llena de sangre seca por todos lados.
Leyenda de Durango: La llorona
Una mujer que vivía sola con su hijo, salía todas las tardes a vender elotes afuera de una iglesia.
Como no tenía a nadie con quien poder dejar a su pequeño, tomaba todas las precauciones posibles para que a este no lo ocurriera ningún accidente. Por ejemplo, las cosas de vidrio, así como los objetos punzocortantes se encontraban en una repisa.
También bajaba los interruptores de la luz y se aseguraba de que la llave del gas estuviera perfectamente cerrada. No obstante, un día que se le hizo tarde, se olvidó por completo de ello y dejó a su niño solo en su casa por última vez.
Cuando retornó, notó un fuerte olor a gas. Rápidamente fue hacia la cocina y vio horrorizada que el cuerpo de su pequeño yacía en el piso sin señales de vida.
Como loca salió de su domicilio y comenzó a gritar "ay mi hijo". Su única compañera en esa travesía de locura fue la luna brillante de México, quien fue testigo de cómo unos doctores del hospital psiquiátrico la llevaban a lo que sería su nueva morada.
De esta manera concluimos por el día de hoy, con las leyendas cortas de Durango. En el caso de que te haya gustado este artículo, te pedimos que por favor lo compartas. Muchas gracias por tu visita.
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El Animal Alado
Soy una persona que gusta mucho de admirar la naturaleza, las actividades al aire libre y los bellos paisajes, no recuerdo uno más hermoso que El Espinazo del Diablo en Durango, puedes ver las cañadas desde tu auto mientras cruzas una hermosa sierra con algo de niebla y brisa.
Acampé con unos amigos, esperábamos hacer algo de caminata y rapel, algunos compañeros de trabajo nos habían recomendado el lugar, atendido por un señor de más de 60, su esposa y sus 3 hijos, personas muy amables y simpáticas. No hay instalaciones de alto nivel, pero si es un lugar tranquilo donde poner nuestras casas de campaña y pasar todo el día fuera explorando.
Había ahí también otro habitante un estadounidense exmarine que entre dos grandes rocas coloco un techo y pasaba ahí largas temporadas, el primer día nos ayudo a instalarnos, nos dio tips sobre el lugar y comimos con él víbora recién atrapada.
La noche nos llegó pronto, no teníamos intensión de desvelarnos aunque disfrutábamos la vista, el cielo despejado, tan estrellado, el aroma a fresco, y el ruido de pequeñas corrientes de agua entre las rocas. Entramos en nuestras casas de campaña, no teníamos mucho tiempo durmiendo cuando un fuerte viento al chocar con nuestro refugio nos impedía conciliar el sueño. Por fortuna duró solo unos minutos. Muy de mañana después de desayunar nuestro guía nos llevó a una caminata por los alrededores para que pudiéramos escoger los mejores lugares para nuestra actividad, habiéndolos marcado en el mapa y disfrutado de la vista regresamos a nuestra casa temporal, es sorprendente como se pasa el tiempo tan rápido, para esto ya eran más de las 2 de la tarde, el “gringo” nos invito a comer de nuevo y pasamos un buen rato.
Por la noche, la misma historia a dormir temprano y el viento improvisado movió nuestras casas, sacó las estacas de una de ellas y rodamos unos metros, después de reírnos un poco salimos para ponerla de nuevo en su lugar, entre los arboles pudimos ver una sombra que se desplazaba muy lento, no pudimos notar con claridad, ni le prestamos mucha importancia, pues era demasiado grande, tal vez era un árbol mas.
La tercera noche, junto con el viento venia el llanto de una cabra, la escuchábamos a lo lejos, de pronto más cerca, un grito, un golpe seco y el silencio total, salimos a ver de qué se trataba y el pobre animal estaba desecho estrellado en un árbol frente a nosotros, la sangre escurría por el árbol y sus vísceras caían a pedazos, como si algo lo hubiera aventado con fuerza a propósito.
Entonces se nos fue la tranquilidad, hicimos guardias en grupos de dos, junto al fuego, y en la segunda guardia se escucho a lo lejos como un aleteo, pero esperábamos que no fuese así, pues con el ruido de esa magnitud el animal que lo hacía debía ser grandísimo, se acercaba mas y mas, pero no podíamos ver nada, al parecer nos rodeaba, los arboles empezaron a mecerse, la tierra a levantarse y entonces algo se paró encima de nuestro auto, se quedo ahí quieto, las garras rompieron el metal y su peso aplasto el capacete a nivel de los asientos, nos quedamos inmóviles observándolo, el traía otra cabra en el pico, muerta ya, no lloraba ni se retorcía, lo tomó entre sus garras, y empezó a comer, desmembrándolo con una rapidez que hacía ver que tenía mucha experiencia.
Quisimos acercarnos con lentitud pero fuimos demasiado torpes, con el más pequeño sonido el animal alado volteo su cara hacia nosotros, emitió un sonido entre graznido y grito, extendió sus alas alcanzando una envergadura de 8 a 10 metros, voló hacia nosotros, nos tiramos al suelo y nos pasó por encima, destruyó nuestro campamento en un instante. Sin poder usar el auto para irnos de ahí fuimos a la casa de nuestros guías, les contamos lo sucedido, pero no les causo sorpresa, por el contrario los sorprendidos fuimos nosotros cuando nos dijeron que era un "pajarote" que a veces venia a comer por aquí, que se robaba cabras de los ranchos o a veces ellos le dejaban algunos pedazos de carne.
Afortunadamente a nadie nos causo daño, solo fue el susto, y la experiencia de que en este mundo hay muchas cosas que aun no conocemos.
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