Por Tu Ventana
10/05/2022 17:08
Por Tu Ventana una interesante historia que te hara pensar.
Les voy a contar algo que me pasó vivo en un segundo piso de un edficio, mi cuarto tiene 4 ventanas; 2 grandes, una mediana y una muy pequeña, no soy muy aficionado en asomarme por ellas por la noche, las cubro lo mejor que puedo, por más que mi padre ha insistido en llenarlas de barrotes, por la inseguridad.
Lo hace y evitar un posible robo, ¡Yo me niego!, tengo mucho miedo de no poder salir de mi cuarto o que alguien se pueda meter en el; sobre todo por la distribución de las ventanas, las dos más grandes dan hacia el vacio, si alguien quisiera meterse por ellas, podría hacerlo.
Se metería por la ventana bajando por el techo, y de igual manera solo seria volando o escalando que llegarían ahí.
De las dos restantes la mediana da hacia el techo del primer piso, donde tengo el más bravo de mis perros Killer la que sobra es demasiado pequeña como para que alguien quepa por ahí.
Con todos estos detalles no me preocupa, que alguien quiera meterse, pero con lo que he presenciado los últimos días si me preocupa que “algo” se meta por ahí y yo no pueda salir.
Hasta hace poco era de los que pensaba que era mejor aprovechar el aire y la luz natural así que permanecía con mis ventanas abiertas todo el día y parte de la noche mientras me dormía.
Uno de tantos días, estaba sentado escribiendo un mail, cuando de reojo vi que una especie de tela blanca flotaba con el viento...
En una de las ventanas grandes, pensé que posiblemente era una toalla que había dejado en el barandal de la escalera a un lado de la ventana.
Pero al salir y asomarme el viento era nulo, con un poco de desconfianza me llevé la toalla de ahí para que no ocurriera de nuevo; lo raro es que segúia viendo esa capa blanca que pasaba de lado a lado.
Intentando seguir con mis actividades dentro de la habitación aún no me sentaba cuando esa tela blanca flotaba de nuevo; no estaba recargada en la orilla como la vi la primera vez, si no en el centro de la ventana, lo cual significaba que flotaba ahí, en medio de la nada.
La tela blanca dio un par de giros, formando en esos movimientos la silueta de una mujer; que se acercaba lentamente mientras un humo denso le daba manos y rostro, en el cual expresaba mucho enojo, gritaba pero no se escuchaba sonido alguno.
La tela voló hacia la ventana, pero un viento ligero dejó caer la cortina justo en el momento en que ella iba a cruzar y se escuchó un ruido como el que hace el polvo al chocar contra algo; tal como si fuera una cortina de hierro que le impidió la entrada.
La cortina era delgada y de color claro...
Podía ver a través de ella, no con pleno detalle pero si el suficiente para, darme cuenta que decenas de sombras aparecieron de pronto; intentando entrar por esa pequeña abertura que queda entre las paredes y las cortinas.
Estaba muy asustado, entonces agarré una cinta adhesiva gruesa y cubrí los huecos, olvidando por un momento que tenía tres ventanas más, la más cercana de ellas era una del mismo tamaño que la que acababa de cubrir,
Me di cuenta de que era demasado tarde, no podía hacer nada porque el miedo me invadía entonces vi una mano huesuda; polvorienta, con ropas viejas y desgarradas había anclado sus uñas en el marco de la ventana, haciéndola crujir, rompiéndolo lentamente para que yo no lo notara, en el momento en que volteé; intentó tomarme por el cuello alcanzando a cortarme la barbilla. De pronto como aparecieron se fueron sin dejar mas rastro que la mancha de polvo en mi cortina.
Ahora he sellado las dos ventanas pequeñas, por dentro y por fuera, cubriéndolas con madera, y aunque al parecer solo una tela basta para detener a todo aquello que se quiera meter; por precaución cubrí las ventanas grandes con cartón, pues con este no puedo ver a través y si “aquello” sigue afuera no me doy por enterado.
¿Estás preparado para impedir que entren por tu ventana?
Por mi parte no creo en fantasmas; tal vez aquello no lo fue, los fantasmas atraviesan paredes, y lo que yo vi solo intentaba meterse por las ventanas, una simple tela les estorbaba.
Fué una experiencia horrible, pero superé el miedo y así pude resolver y evitar que esa mano huesuda traspasara la ventana. Si no quieres, pasar por una experiencia tan particular como la mía, cubre bien tus ventanas, sobre todo si están cerca de tu cama.
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