Sirena

08/06/2022 21:00

Sirena
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    La historia de la Sirena, es una de las mas interesantes, Desde pequeño le tenía miedo al agua, el culpable de esto fue mi padre;  quien me tomaba por la pierna y me arrojaba al mar o al río, para que aprendiera a nadar, lo cual no era el mejor método para que aprendiera a nadar.

    El miedo que sentía, me marcó para siempre, viví en un pueblo pesquero y  el miedo que le tenía al agua provocaba burlas de la gente del pueblo. Con mucho esfuerzo crecí manteniéndome alejado de ese mundo; cuando todos mis compañeros iban a trabajar con sus padres en la pesca, yo me quedaba en el pueblo leyendo algún libro.

    Nunca me interesó la pesca ni la navegación, hasta que una tarde al regresar de la escuela mi madre muy preocupada me dijo:

    -Tu padre no volvió hoy de la pesca, deberías ir al buscarlo-

    -Seguro le fue bien y está mentido en la cantina gastándose el dinero o le fue mal y está metido en la cantina quitándose las penas -

    Mi madre insistió un poco más diciendo que lo había buscado en la cantina pero ahí le informaron; que él no había vuelto aún de pescar porque estando solo no pudo completar la cuota y tuvo que quedarse unas horas más.

    Temiendo aquel momento, me había prevenido con un chaleco salvavidas, él estaba borracho; la mayoría del tiempo y tarde o temprano no volvería. Pasé donde mi abuelo a recoger la lancha y fui a buscarlo, la tarde ya estaba avanzada.

    Se oscureció y yo me encontraba en medio del río...

    Sirena
    Sirena

    No conocía muy bien el lugar, no me acercaba al agua ni a metros de distancia. Pero siguiendo las indicaciones de mi abuelo llegué al punto donde ellos solían pescar; mi padre seguía ahí, solo estaba parado, mirando hacia el agua, rumbo a donde el río era alimentado por el agua del mar.

    Le hablé a gritos pero él no respondía, cuando estuve muy cerca amarré las dos lanchas juntas y salté hasta la de él; parecía ido, perdido en el mar que veía a lo lejos. Cuando le toqué el hombro para llamar su atención pidió que lo dejara, que tenía que ir con “ella”.

    El sentía que lo estaba llamando, con la poca luz que daban las lámparas pude ver sangre en su rostro, en sus ojos; me asusté más porque no me decía que había pasado y por qué quería arrojarse al agua.

    Lo único que se me ocurrió fue golpearlo para que cayera inconsciente..

    De inmediato encendí el motor a la mayor velocidad que alcanzaba el bote arrastrando la lancha de mi abuelo;  llegamos a su casa, con mucha luz ahora, me di cuenta que mi padre no tenía ojos… mi abuela rompió en gritos rezando y pidiéndole a mi abuelo que matara a la Sirena.

    Ellos creían que una criatura que venía del mar con cuerpo mitad pez, mitad mujer, embrujaba a los hombres con su bella apariencia, cuando estos quedaban enamorados, les sacaba los ojos, para entonces llamarlos con su voz hacia el mar, donde los usaba para alimentar a sus crías.

    Con indicaciones de mi abuelo, un par de sus rifles, y mucho miedo monté guardia en el lugar donde encontrar a mi padre, pues me había dicho que si no callaba el canto de la Sirena mi padre moriría en el mar, que si yo la miraba, era ya maldito también, condenado al mismo destino.

    Estando en el agua...

    Pensaba ¿Cómo podría matar aquello que no podía ver?, entonces en el vidrio de la lámpara se reflejó algo saliendo del agua por detrás de mí lentamente, sus delgadas manos, casi en los huesos, tenían cinco dedos con uñas muy gruesas.

     

    Sirena
    Sirena

    Sus costillas apenas cubiertas con una piel transparente, dejaba ver un brillo verde en su interior, en la espalda tenía aletas espinosas y no era bella; su rostro de anciana, tenía las quijadas desencajadas, los ojos hundidos, y su boca llena de dientes.

    Tenía una melena roja despeinada, llo cual, no llamó mi atención pero me dió mucho susto. La sirena que me observaba… no se movía, ni hacía ruido; pretendiendo estar distraído tomé mi pañuelo y lo metí por el cuello de una botella de tequila que mi abuelo me dio para agarrar valor.

    La tenía lista con mi encendedor en la mano y cuando ella se subió, ¡prendí el pañuelo!, volteé muy rápido antes de que ella alcanzara a tocarme con el machete le corté la cara y le rompí la botella en la cola de pez.

    Se transformaba, de momento me pareció ver una jovencita delgada de cabello rubio, con la piel clara retorciéndose, pero no caí en sus encantos, con mi rifle le disparé en la cabeza.

    Mi padre recuperó la cordura, mi familia la tranquilidad, pero yo pienso que si aquella Sirena quería alimentar con mi padre a sus crías probablemente ellas estén por ahí, embrujando a alguien más.

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      1 Comentarios

    1. cristofer dice:

      junio2001

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